Alvaro Díaz Gómez*
La democracia no es algo natural. Este enunciado nos permite reconocer en un primer momento y para la reflexión teórica, como, aquella, no es una cosa, ni un organismo vivo; tampoco es algo que nos haya sido dado desde siempre y para siempre. Por el contrario, reconocemos que la democracia es un proceso humano, histórico, colectivo y en tal sentido cambiante. No es homogéneo, único, ni globalizado en una sola acepción semántica. No tiene un único significado, ni una sola manera de ser vivido. La democracia en cuanto concepto y como práctica, se construye en y desde la pluralidad de múltiples interpretaciones, debates, consensos y acciones. En tal sentido, la definición y vivencia de la democracia no acepta totalitarismo, lo que no quiere decir que en la realidad concreta y cotidiana, esto no se presente. " De hecho, la palabra "democracia" pertenece a lo que llamaré la opinión autoritaria. Está de cierta forma prohibido no ser demócrata. Con mayor precisión: se da por sentado que la humanidad aspire a la democracia, y toda subjetividad que se suponga no demócrata es considerada patológica. En el mejor de los casos, ella implica una paciente reeducación; en el peor, significa el derecho de injerencia de los legionarios y paracaidistas demócratas" (Badiou, A. 2000, pg. 1) Pero el que sea así, no implica que no pueda ser de otra manera, que no se avance para hacer realidades los ideales, o que se reflexione para reconocer las características de las concepciones y prácticas que sobre la democracia se privilegian y vuelven hegemónicas en un momento histórico particular.
Pero, ¿cuál es el centro, el núcleo que aglutina las diferentes concepciones y definiciones sobre la democracia?, ¿La pluralidad de acepciones implica inespecificidad y aceptación del "todo vale?" En principio frente a esta pregunta responderemos que ¡no!. Para argumentar respecto a aquella, que la esencia de la democracia es la diferencia, la pluralidad. Pero esto implica que no lo es sólo de individuos aislados, caso en el cual no se podría reconocer lo diferente al no haber con quien compartir y comparar ni lo uno, ni lo otro, sino que se concreta en las posibilidades que construimos los hombres y mujeres quienes habitamos este planeta para reconocer como vivir en medio, desde y dentro de esta diferencia, sin desconocer al otro y a la otra, por el contrario asumiéndolos como otros distintos a mí y en tal sentido personas con dignidad en cuanto humanos. En últimas la democracia tienen que ver con el vivir juntos como humanos y entre humanos. (Savateer, 1998)
Lo anterior implica que para vivir juntos, hombres y mujeres mediante procesos organizativos, construimos intencionalmente formas de regulación para vivir en la diferencia, es decir, para convivir. Esto se puede hacer mínimo por dos vías, una, pensando y actuando formas y sistemas de gobierno que recojan lo más general de la pluralidad, para la búsqueda de consensos y su realización como humanos. Otra, complementaria y a nuestro parecer fundamental, viviéndola desde la cotidianidad como estilo de vida y en las múltiples relaciones que establecemos con todos aquellos y aquellas con quienes interactuamos en nuestros contextos vitales del día a día. Estas dos maneras de pensar y vivir la democracia asumen sus propias características y particularidades a la hora de asumirlas desde una perspectiva teórica. Aquí se presentarán algunos argumentos para avanzar comprensivamente en el entendimiento de estas dos miradas sobre la democracia.
LA ACCIÓN. FUNDAMENTO PARA LA VIVENCIA DE LA DEMOCRACIA COMO ESTILO DE VIDA.
Las ideas que sobre este particular se presentan, se basan en los planteamientos de la filósofa Hannah Arendt, propuestos en su texto de 1958 sobre "La condición Humana". ¿Porqué el abordaje desde esta autora y con esta categoría específica?. Por una razón. Por la riqueza de sus planteamientos y la condensación del pensamiento clásico universal que en ella se encuentran. Su planteamiento sobre la acción, le permite tomar distancia reconstructiva del marxismo , acercarse a la teoría crítica, pero sin sobrevalorar el uso de la razón monológica, para, bordeando la fenomenología ofrecernos una visión del individuo como el eje central e importante de la vida, rescatando desde allí, su condición de dignidad.
Pensar la acción, en cuanto fundamento para la vivencia de la democracia como estilo de vida implica asumir una característica de la condición humana que Arendt expresa como Vita activa, siendo esta la forma de designar "tres actividades fundamentales: Labor, trabajo y acción" (Arendt, 1993, pg 21) Labor es la actividad correspondiente al proceso biológico del cuerpo humano a su desarrollo como especie en el proceso evolutivo, por lo que "la condición humana de la labor es la misma vida" El trabajo es la actividad que el hombre se ha inventado para crear un mundo artificial y en el cual él se desarrolla como ser no natural, Por lo tanto, "la condición humana del trabajo es la mundanidad". Por su parte la acción es una actividad, la única, "que se da entre los hombres sin la mediación de cosas o materia, corresponde a la condición humana de la pluralidad, al hecho de que los hombres, no el hombre, vivan en la tierra y habiten en el mundo. Mientras que todos los aspectos de la condición humana están de algún modo relacionados con la política, esta pluralidad es específicamente la condición... de toda vida política" (Arendt, 1993, pg 22) por esta pluralidad asumimos una doble característica, la de ser iguales, en cuanto pertenecemos al especie humana y actuamos como tal, de donde se deriva la diferencia, en tanto nadie es igual a cualquier otro. Estas tres actividades constitutivas de la vita activa tiene a la base y permiten que emerjan de ella, la natalidad y la mortalidad. Para Arendt, en toda acción hay nacimiento, por lo que la natalidad debe ser la categoría central del pensamiento político.
Pero, ¿qué otros aspectos son constitutivos y característicos de la acción para que asuman este protagonismo? Veamos algunos de ellos.
Hay sólo una forma mediante la cual nos reconocemos como distintos y plurales. Esta es, el uso del discurso. A través de él nos hacemos iguales, pues es la condición mediante la cual encontramos un elemento común para podernos entender, este acto de igualdad es la humanidad. Por este mismo hecho y sobre la base de ser distintos, es que necesitamos del discurso para ponernos de acuerdo en las diferencias que nos son propias. De tal manera que es mediante el discurso y la acción que se hace una revelación del sujeto, este se muestra como es, en su particularidad, desde la pluralidad humana. He aquí un punto central para comprender la Democracia.
Vista así, la democracia no hace referencia a las mayorías, sino a los individuos, a la singularidad que se ve enfrentada - en cuanto hace parte de ella- a la pluralidad. El discurso y la acción son los que nos permiten ser, no sólo distintos, sino diferentes, ya que mediante ellos nos revelamos a los otros no en cuanto cosas materiales únicamente, sino en cuanto hombres, "Una vida sin acción ni discurso... está literalmente muerta para el mundo, ha dejado de ser vida humana porque ya no la viven los hombres"(Arendt, H. 1993, pg 201)
Si con el nacimiento físico tenemos ingreso al mundo material, mediante el uso de la palabra y del acto, nos insertamos en el mundo humano, nos mostramos y revelamos ante los otros, por lo que puede ser considerado como un segundo nacimiento, la natalidad política del ser humano, que se muestra en su diferencia, que asume su particularidad y se pronuncia con voz propia, en la polifonía de múltiples voces. Por esto, la participación y la deliberación argumentada son condición básica y necesaria para hacernos sujetos políticos y en tal sentido humanos. Es desde allí, que actuamos en el escenario de la vida. Esta actuación permite reconocer el comienzo no de algo, sino de alguien que como principiante se muestra al mundo humano, "Si la acción como comienzo corresponde al hecho de nacer, si es la realización de la condición humana de la natalidad, entonces el discurso corresponde al hecho de la distinción y es la realización de la condición humana de la pluralidad, es decir, de vivir como ser distinto y único entre iguales."(Arendt, A. 1993, pg 202.)
Pero en la acción y mediante el discurso se requiere la revelación del agente, de no ser así, la acción no se diferencia de ninguna otra actividad, se torna en un medio para un fin. El ejemplo más claro, se encuentra en los casos de guerra o de violencia sobre otros, donde se pierde la contigüidad del hombre, el discurso se vuelve "mera charla" donde lo que prima es el interés, el discurso se torna en un medio, para engañar al enemigo o para deslumbrar a la sociedad con la palabra. En la guerra no se encuentra un quien que sea visible del discurso. Refiriéndose a las consecuencias de la segunda guerra mundial y en particular al monumento al soldado desconocido, Arendt, considera que esta es la muestra de la necesidad de asignarle una identidad, de proponer un "quien" se encontraba detrás de la barbarie propia de la guerra, "un identificable, alguien al que hubieran revelado los cuatro años de matanza. La frustración de ése deseo y la repugnancia a resignarse al hecho brutal de que el agente de guerra no era realmente nadie, inspiró la erección de los monumentos al "desconocido", a todos los que la guerra no había dado a conocer, robándoles no su realización, sino su dignidad Humana" (Arendt, A. 1993, pg 205.)
Estos argumentos se complementan con la concepción de trama, de polís en cuanto allí y desde la opinión pública se hace presente la invisibilidad , que ya no es tal, sino acción que visibiliza y le permite tener rostro a los actores de la vida humana quienes se ubican en relaciones de poder.
ELEMENTOS MÍNIMOS PARA AVANZAR DE LA DEMOCRACIA COMO ESTILO DE VIDA, HACIA LA DEMOCRACIA COMO SISTEMA DE GOBIERNO.
La democracia no se consolida sólo desde la mera subjetividad de los individuos, desde la buena voluntad de los ciudadanos, se requiere la existencia de unas condiciones materiales mínimas que deben ser aportadas por y desde el estado "¿cuáles son las "bases estructurales" de la estabilidad democrática? Desde luego, la literatura especializada no ha logrado formular la receta adecuada, sin embargo, es posible identificar por lo menos cuatro enfoques amplios, distintos pero complementarios, con una amplia franja de acuerdo entre autores que subrayan diferentes factores causales" (Schedler, A, 2000, pg 5) estas bases son: Socioeconómicas, culturales, estratégicas e institucionales, hagamos una rápida caracterización de las mismas.
1. Bases socioeconómicas. Tiene que ver con las condiciones y niveles de desarrollo económico existentes en una sociedad, para que dentro de unos mínimos de ingreso por persona, anual, se pueda prevenir un régimen autoritario. Según los cálculos de Adam Przeworki y colaboradores (1996 ) "las democracias pobres con un ingreso anual per capita inferior a los mil dolares anuales son "extremadamente frágiles", en cambio, las democracias ricas con nivel de ingreso per capita superior a los seis mil dolares anuales son "firmes y puede esperarse que sobrevivan por siempre"
2. Bases culturales. Hace referencia a la apreciación subjetiva, las percepciones y opiniones que tiene la opinión pública frente a un gobierno particular, reconociéndoles legitimidad y propiciando márgenes de gobernabilidad, "en efecto, hay considerable evidencia empírica de que las preferencias de los actores políticos importan para la sobrevivencia de los regímenes. En los países desarrollados, el balance es inequívoco: ninguna democracia arraigada en un "consenso democrático" se ha derrumbado. En los menos desarrollados, en cambio, las cosas parecen más ambiguas: hay democracias que sobreviven a pesar de bajos niveles de apoyo popular. No obstante hay pocas dudas de que el amplio apoyo popular ofrece a las democracias un soporte que les ayuda a evitar la emergencia de crisis y a superarlas cuando éstas se presentan"( Schedler, A. 2000, pg 5)
3. Bases estratégicas. Su análisis recae sobre la manera como los actores de un régimen pueden compartir y competir por el acceso al poder, pasando dentro del juego antagónico de posturas radicales que los mantienen fuera del gobierno, a tener la posibilidad de serlo o estar dentro de él; "De hecho, el objetivo principal de la consolidación democrática parece ser la transformación gradual del juego de dos actores antagónicos (demócratas contra antidemócratas) en uno de un solo actor (demócratas compitiendo entre sí), el cual, por supuesto, no es un juego. Para considerar una democracia como consolidada, muchos académicos exigen el establecimiento de un amplio consenso democrático en el que "todos los grupos políticamente significativos... aceptan las reglas del juego democrático" (Schedler, A. 2000, pg 6)
4. Bases institucionales. Aquí se tienen en cuenta las condiciones de gobernabilidad y en particular la certeza y claridad respecto a quienes están salvarguardando la organización electoral, para poder de tal manera "Institucionalizar elecciones competitivas"(Schedler, A. 2000, pg 6)esta base debe asumir todo el aparato institucional, en cuanto permita reconocer de parte de los ciudadanos que estas, están para servirle y son un medio, mediante el cual satisface sus necesidades sociales.
Si los derechos humanos son considerados como bienes jurídicos que buscan proteger lo más esencial del ser humano como es su dignidad, los planteamientos hasta aquí presentados no pueden pasar desapercibidos y deben ser un punto de referencia para asumirlos en todo su potencial y radicalidad como defensa de la pluralidad, la diferencia y el sentido del mundo humano. Valga decir, de la vida creada por hombres y mujeres quienes se niegan a ser invisibles y mediante la acción realizan actos de revelación social.
*Universidad Católica de Manizales, Colombia
BIBLIOGRAFÍA
Arendt, Hannah. La condición Humana. Editorial Paidós, Barcelona, 1993.
Badiou, Alain. Razonamiento altamente especulativo sobre el concepto de democracia. En Revista Metapolítica No. 14, Volumen 4 abril - junio del 2000. www.metapolitica.com/metapass/14/teoria.html
Schedler, Andreas. ¿Cómo observar la consolidación democrática? En Revista Metapolítica No. 14, Volumen 4 abril - junio del 2000. www.metapolitica.com/metapass/14/teoria.html
miércoles, 21 de octubre de 2009
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