lunes, 26 de octubre de 2009

TUCIDIDES, LA CRISIS DE NUESTRO TIEMPO Y EL ROL CRUCIAL DE LA FILOSOFIA

Joaquín E. Meabe*



Resumen

Este trabajo examina el pensamiento de Tucidides, la interpretación de Strauss y el rol de la filosofía. El énfasis se coloca en dos niveles de análisis: (1) el nivel de contraste y búsqueda; (3) y el nivel de confrontación histórica. En este contexto el trabajo resume la contribución de Strauss y sus implicancias históricas.

Palabras claves: Tucídides – hermenéutica – rol de la filosofía.

Summary

This paper inquires the Thucydides thought, the Strauss’s interpretation and the philosophical role. The focus is place on four analytical levels: (1) the level on contrast and search; and (2) the historical confront level. Within this context these paper briefly Strauss’s contribution and his historical implications.

Key words: Thucydides – hermeneutics - philosophical role.

La importancia que le asigna Leo Strauss a la Historia de Tucídides en relación a la crisis de nuestro tiempo se considera aquí en relación con la filosofía, la política y la teoría del derecho y la justicia.

El aspecto analizado se orienta a establecer el nivel de relevancia del asunto y la importancia que reviste, en este aspecto la obra de Tucídides, así como el diagnóstico propuesto por Strauss en su libro La ciudad y el hombre y el alcance del mismo, para lo cual utilizamos como texto de referencia la edición castellana citada en la bibliografía.

Aquí nos interesa en particular lo que sostiene respecto de la crisis de nuestro tiempo y acerca de lo cual en un trabajo anterior hemos señalado que para Strauss una comprensión adecuada de los principios tal como fueron elaborados por los clásicos puede ser el punto de partida indispensable para un análisis adecuado que nosotros debemos alcanzar, de la sociedad actual con su carácter peculiar y para la aplicación sabia, que nosotros deberemos alcanzar, de estos principio a nuestras tareas.

El asunto relativo a la importancia de Tucídides en relación a nuestro tiempo constituye un aporte crucial de Strauss y resulta, además, un elemento decisivo para determinar el valor que la obra del gran historiador griego reviste de cara a los estudios sobre el derecho y la justicia del más fuerte que encaramos en el PI 55/04. Por eso al justificar ese Proyecto hemos señalado:

En nuestro tratado El Derecho y la Justicia del Mas Fuerte ( Meabe, 1994) hemos comparado ese persistente prejuicio, que sirve de excusa para ignorar el derecho del más fuerte, con aquel prolongado desconocimiento de subconciente en la psicología científica que, solo a partir de Freud, ha permitido, a las disciplinas que se ocupan de la mente humana, sostener con eficacia un programa científico que de cuenta de todo lo que hasta entonces se remitía a la imaginación y a lo inexplicable. La limitación de la perspectiva racionalista e iluminista se parece bastante a aquello se describe con la conocida metáfora popular que afirma que el árbol no deja ver el bosque porque la idea de que la ley se construye y se interpreta siempre de acuerdo a la razón no es más que una verdad parcial como lo ha explicado Thomas Hobbes (cf.: Leviatan cap. XXVI § 7) y como lo prueban instituciones milenarias como la esclavitud, la segregación racial y religiosa y el establecimiento de estatutos de regulación regional o internacional cuya dirección estratégica y principal siempre queda reservada a los grupos o a las naciones o sociedades nacionales con mayor poder como ocurre por ejemplo en la actualidad con la Naciones Unidas, donde las grandes potencias (EE.UU., Rusia, China, Gran Bretaña y Francia) tiene el monopolio del poder de decisión en el seno del Consejo de Seguridad bajo una modalidad normativa que no es sino una de las tantas formas de institucionalización del derecho del más fuerte. El fundamentalismo islámico, tan extendido en el Asia ( Irak, Irán, Afganistán, etc. ) es otra de las modalidades de ese mismo derecho del más fuerte siempre que se imponen reglas cuyo valor normativo se ajusta a un dispositivo que privilegia la dominación confesional en el establecimiento y en la práctica material de la ley con independencia de cualquier juicio de valor moral o político. Mucho de lo que se ha agrupado desordenadamente bajo el común rótulo de totalitarismo en el mundo moderno, como los fascismos, el comunismo soviético y toda esa variada gama de dictaduras militares, organizaban sus cuerpos legales y justificaban las prácticas de ejecución de las leyes de sus respectivos derechos positivos con fundamentos cuya filiación en el derecho del más fuerte resulta ostensible a poco que se confronta la desigual y desequilibrada revocación de deberes y derechos de cada una de las partes incluidas en las relaciones jurídicas resultantes. Lo curioso es que tanto las prácticas como esos mismos fundamentos son isormofos de los que se han venido discutiendo en la cultura clásica de la antigüedad griega desde la época de Homero y hasta el momento de esa fenomenal controversia entre Sócrates y los sofistas que ha quedado magistralmente retratada sobre todo por Platón en sus diálogos y por Aristóteles en su aún no superada construcción teórica que ha permitido pensar y reproducir la explicación de la ley como algo necesario e indispensable para la convivencia civilizada en el seno de cuerpo político cuyo paradigma era la polis. Y lo más notable es que desde entonces la problemática teórica no ha avanzado un solo paso en orden a la temática de la ley y la justicia del más fuerte.

Lo que nosotros señalamos como modalidades que necesariamente se explican con arreglo a los principios del derecho y la justicia del más fuerte, remite a su vez a otro problema que conviene confrontar en este tipo de investigaciones.

Strauss lo ha señalado muy bien en la introducción de la obra que estamos examinando , donde pone el acento en la función crucial que le cabe desempeñar al pensamiento y a la filosofía política clásica que incluye, por cierto, a Tucídides no solo como el principal historiador de la antigüedad sino además como un pensador político que ofrece una profunda y singular lección acerca de aquello que es primero para nosotros y que muestra al cuerpo político como realmente es o sea su objeto primario. Pero antes de colocar a Tucídides en horizonte de nuestro tiempo conviene detenerse en el presupuesto que justifica su atención. Acerca de esto dice Strauss que:

Tucídides no asciende a las alturas de la filosofía política clásica porque está más interesado que la filosofía política clásica por lo que es “primero por naturaleza”. La filosofía es el ascenso desde lo que es primero para nosotros a lo que es primero por naturaleza. Este ascenso exige que lo que es primero para nosotros sea entendido adecuadamente como sea posible tal como se presenta antes del ascenso. En otras palabras, la comprensión política o la ciencia política no puede partir de la ciudad como Caverna sino que debe empezar por entender la ciudad como un mundo, como lo superior en el mundo; debe partir del hombre completamente inmerso en la vida política: “la guerra presente es la guerra más grande”. La filosofía política clásica presupone la expresión de este comienzo de la comprensión política, pero no lo exhibe como lo hace Tucídides de un modo insuperable, o, mejor dicho, inigualable. La búsqueda de esta comprensión del “sentido común” de los asuntos políticos que primero nos condujo a la Política de Aristóteles, nos conduce finalmente a la Historia de la guerra del Peloponeso de Tucídides.

El interés por el pensamiento clásico no es, para nuestro autor, un ejercicio desinteresado y masoquista del anticuario ni una exaltación romántica hacia el pasado sino una tarea urgente en razón de que la filosofía política fue reemplazada por la ideología y de que afrontamos una crisis debido a que el objetivo de Occidente se volvió incierto porque la expectativa, fundadaza en el derecho natural de todos a una autopreservación desahogada, con progreso y prosperidad dentro de una liga universal de naciones libres e iguales, cada una compuesta por hombre y mujeres libres e iguales, garantizada por la racionalidad orientada a regímenes buenos en todos los países y un buen régimen entre todos los países, literalmente se derrumbó con la emergencia del fascismo y el comunismo. Strauss enseñaba esto en 1963, cuando el enfrentamiento entre el Occidente democrático y liberal con el Oriente comunista, representado por la Rusia soviética y la China maoista, transitaba una nueva etapa de la guerra fría, acentuada por el conflicto de EE.UU. con la Cuba castrista y la creciente contienda en Vietnam que, al final de la vida del autor, adquirirá una dimensión aun mas dramática.

Desde luego, todo lo que, sobre esos puntos, dice no deja de ser válido, incluso hoy, porque aun es cierto que en el futuro inmediato la sociedad política permanecerá como lo que siempre ha sido: una sociedad particular o parcial cuya tarea primordial y más urgente es la autopreservación y cuya tarea más importante es el mejoramiento de sí.

El retorno liso y llano de la filosofía, y en especial de la filosofía política clásica, no parece posible pero, como el proyecto moderno fue fundado por filósofos para satisfacer las necesidades naturales más fuertes del hombre y conquistar la naturaleza para ponerla a su servicio , y, dado que esto ha llevado a un predominio de la ciencia que, sin embargo, ya no puede distinguir entre el uso correcto y el insensato del poder, el retorno tentativo a la filosofía política clásica tal vez sirva para una coherente e integral comprensión de lo que, a menudo, se llama sentido común de los asuntos políticos, tal como lo entienden los ciudadanos y los hombres de estado , lo que, por otra parte, estaría a disposición de cualquier persona inteligente en la Política de Aristóteles y cuya utilización demandaría una preparación previa, como la que ofrece Tucídides , tal como lo hemos reseñado ya más arriba.

Lo que Strauss anota y propone respecto de la filosofía y, en especial de la filosofía política, resulta incuestionable y, más aun, decisivo de cara a una apropiada inteligencia del derecho y la justicia del más fuerte, desatendido por el autor, y donde el acervo del pensamiento clásico, de Homero a Platón, ha registrado todas las modalidades y variaciones del derecho natural del más fuerte, desde la originaria formulación homérica que, al desmantelarse definitivamente en el Diálogo de los Atenienses y los Melios registrado por Tucídides , facilita la ulterior, insuperada y definitiva crítica de Platón.

En una época como la nuestra donde no solo se ha vuelto incierto el objetivo de Occidente, como enseña Strauss, sino que además todo pareciera indicar que la autopreservación de las sociedades particulares, tras la guerra del Golfo y la posterior invasión a Irak , se encuentra en una encrucijada, por la acción hegemónica de las grandes potencias , la lección de Tucídides incide tanto en la teoría como en práctica.

En la primera se relaciona con la necesidad de asumir la realidad del derecho natural del más fuerte que, al parecer, rige sin ambages en diferentes ámbitos, nacionales e internacionales, y de avanzar en el examen de su intrincada trama.

La lección práctica, por otra parte, remite a su vez a los estatutos puntuales que hoy se imperan, bajo un manto de silencio o complicidad de la mayoría de los juristas, y que, al menos, puede discutirse para dejar en descubierto el escándalo que subyace a la irracionalidad del caso.

Más allá de todas las diferencias y omisiones que, desde luego, es posible observar en la obra de Strauss acerca del derecho y la justicia del más fuerte, corresponde privilegiar la posición del autor, respecto del valor del pensamiento clásico, y su fundamental juicio acerca del interés que reviste para una adecuada comprensión de los presupuestos sobre los que se edifica y forja su destino la moderna sociedad secular.

La reivindicación del rol decisivo de la filosofía y del papel de los filósofos en la formación del orden establecido en la modernidad muestra, además, que el valor del pensamiento y de la filosofía clásica es crucial para solventar una conciencia responsable que hoy , más que nunca, constituye el principal tema en la agenda de nuestra incierta y desorientada cultura global.

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*Instituto de Teoría General del Derecho
Facultad de Derecho – UNNE
Tucumán 644 CP 3400
Corrientes - Argentina
Tel:+ 54 (03783) 430886
E-mail: jmeabegigaredcom@gmail.com

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